PORNOGRAFÍA AMATEUR Y OTRAS METÁFORAS DE LA TIPOGRAFÍA LATINOAMERICANA

Un tema de debate habitual entre los diseñadores latinoamericanos aficionados
a la tipografía gira en torno al avance sin precedentes logrado en la primera década
del nuevo milenio. Con humor decimos que en lo referente al diseño y la
producción de tipos, en apenas diez años los latinoamericanos hemos adelantado
cuatro siglos. Hablo de los latinoamericanos como conjunto, más allá de los
brillantes ejemplos de talento individual, de los que hubo muchos en nuestra historia.
Pero se trataba de pioneros, de actores carismáticos y talentosos, muchas
veces trabajando en soledad y otras muchas en medio de la incomprensión del
entorno. Latinoamérica no estaba madura. Para usar una expresión de nuestros
padres, ahora nos estamos poniendo los pantalones largos. El estado del diseño
y el mercado de tipos en nuestra región sigue siendo incipiente si lo comparamos
con el de Europa o EEUU, pero con un crecimiento revolucionario que no
reconoce precedentes. Este artículo1 describe brevemente algunos de los elementos
que han colaborado en la transformación del escenario tipográfico internacional,
la inscripción de nuestra región latinoamericana en el nuevo contexto
y las complejidades que estos fenómenos traen aparejadas.
Hace veinte años, nuestra región no tenía opciones en lo referente al origen de
las fuentes tipográficas que usaba. Por motivos económicos y tecnológicos,
Latinoamérica debía limitarse al uso de fuentes producidas en otras regiones del
planeta. Actualmente, algunos diseñadores latinoamericanos desarrollan eficientes
alfabetos para componer textos literarios. Participan exitosamente en concursos
internacionales Diseñan alfabetos para organizaciones o productos de consumo
masivo que se venden por millones en los supermercados. Se hacen lugar en
sitios internacionales de comercio electrónico de fuentes (distribuidoras y digital
type foundries). Los destinatarios de esos alfabetos pueden ignorar que algunas
de las letras que leen cotidianamente hoy se producen en nuestra región, pero
eso carece de importancia. Las letras latinas siguen hablando y lo hacen cada
vez con más fuerza, porque el escenario tipográfico internacional ha cambiado
radicalmente.
Hay una pregunta que se impone: ¿cómo se produjo esta transformación? Se
trata de una compleja confluencia de fenómenos. Principalmente, el avance tecnológico
habilitó una nueva forma de pensar cómo se hacen y cómo se usan las
fuentes tipográficas.
Para el lector no iniciado en estos temas, vamos a detenernos por un momento
en una breve aclaración. ¿De qué hablamos cuando hablamos de “tipografía”?
Consideramos “tipografía” al saber orientado a la producción de tipos. Pero
también, a todo lo relacionado con ese saber puesto en acción, que incluye pero
no se limita al diseño de los tipos. Por último, también es válida la denominación
de “tipografía” para un conjunto o serie de prácticas cuya tradición antecede largamente
a la historia del Diseño Gráfico, con un inicio que se ubica históricamente
en la invención del tipo móvil de Johannes Gutenberg (hacia 1450). No
importa demasiado cuál sea la definición de Diseño Gráfico que se prefiera o dónde se considere que se inició tal práctica (con la revolución industrial, con las
vanguardias estéticas, luego de la segunda guerra mundial). Lo que hoy se denomina
Diseño Gráfico tiene poco que ver con lo que sucedía hace cincuenta
años. A diferencia de ello, ciertos problemas técnicos fundamentales de la tipografía
siguen siendo similares a los de hace cinco siglos. Hay un sólo cambio
radical en lo que hace a la letra planificada: las fuentes tipográficas hoy
pueden ser producidas por muchos, porque su factura se ha independizado del
acceso a medios de producción altamente sofisticados a nivel tecnológico o
económicamente inaccesibles.
Pasemos ahora a una contextualización de la relación entre tipos e Internet, importante
para aproximarse al nuevo escenario tipográfico latino. Es una obviedad
entre los diseñadores gráficos que Internet, en lo que se refiere a la planificación
de la visualidad, es un reino monumental de sobras y refritos. Este
fenómeno se ve facilitado por la simplicidad con la que podemos copiar, pegar,
versionar contenidos (a veces ajenos) y entregarlos a la circulación masiva. Es
incentivado por la lógica de los weblogs y las denominadas redes sociales, que
imponen el hábito de la republicación (repost) a autores que nunca han escrito
ni saben cómo escribir un texto sin el auxilio de un ordenador, tienen un bajo
grado de alfabetización general, no saben sobre qué temas hablar (replican lo
que en la jerga se denomina crap, contenidos basura) y en ocasiones culminan
su hastío convirtiéndose en trolls, por el malestar que les genera un espacio
que los contiene y define, pero a la vez los ignora. En los inicios de internet, el
fantasma era la superabundancia de información.

TOMADO DE: Dictadura del diseño Notas para estudiantes molestos ( CARLOS CARPINTERO)

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